Las sistemáticas violaciones de los derechos humanos por parte de los estados, la posterior denuncia de dichas atrocidades y las luchas por recuperación de la memoria son parte de la historia reciente en Chile y el mundo. Esa memoria se hace vital para reelaborar los recuerdos, reinventar la historia y darle contenido a nuestra propia identidad.
Uno de los factores claves en este proceso es la enseñanza de la memoria en el aula de clases, tema central del Diplomado de Educación y Derechos Humanos que actualmente realiza por tercer año el Programa de Educación Continua para el Magisterio (PEC) de la Universidad de Chile, junto al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
Para Carla Peñaloza, académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile y coordinadora académica del diplomado, la memoria es una forma en que los pueblos y los individuos recuerdan, un derecho.
“La memoria es un derecho en tanto cada grupo, colectivo, sociedad debiera poder develar sus memorias en el espacio público. Es deber del Estado facilitar eso, a través de leyes que promuevan la libertad de expresión, por ejemplo. Es también, como todo derecho, un ejercicio”, señala.
En este ejercicio, Peñaloza revela la importancia de la enseñanza de los derechos humanos al interior de las escuelas hoy.
“Conocer y discutir en el aula sobre el pasado reciente de nuestro país, y de manera muy especial, sobre las violaciones a los derechos humanos perpetradas por la dictadura, permiten sensibilizar a las nuevas generaciones sobre sus efectos, pero sobre todo, valorar la democracia, el respeto a la diversidad, y la no violencia. Los profesores no han recibido, en nuestro país, las herramientas para abordar estos temas en la escuela”, afirma.
Una enseñanza pobre de los derechos humanos
Ricardo Brodsky, director del Museo, adhiere a la reflexión de la académica, afirmando que la enseñanza de los derechos humanos es muy pobre en el país hoy.
“Aunque hay partes del currículum en que se propone abordar derechos humanos o temas asociados a la memoria, los profesores prefieren no pasar esa materia y no llegar a temas conflictivos. En las violaciones a los derechos humanos están implicados valores profundos y la formación de los estudiantes pasa por la valorización de los derechos humanos, y mejor aún si esta valorización se puede hacer bajo la experiencia histórica de las propias familias de los estudiantes en la sala de clases”, dice.
Una causa de esta problemática, según Peñaloza, radica en que la profesión docente fue atacada desde el momento mismo del golpe militar.
“Parece anecdótico, pero no puede ser casualidad que en tercer lugar de los grupos que sufrieron mayor represión están los profesores de liceo y universitarios. Era esencial para la dictadura manejar y controlar las formas en que se educaba. Se cierra la escuela normal (símbolo de la República) y lo que debe ser la educación comienza a seguir el modelo neoliberal, sectorizado, que separa la profesión docentes de las disciplinas”, señala.
Para Iván Paéz, director del PEC, se ha intentado encajonar la memoria y los derechos humanos como un ámbito coyuntural, de política reciente y más cercano al plano judicial, sin considerar que los derechos humanos son transversales a todos los currículums escolares y que se establecen finalmente para ser considerados en la formación para toda la vida.
“La memoria como herramienta pedagógica también es fundamental; la consideración de esa dimensión genera ciudadanos y ciudadanas vinculados y entrelazados con su proyecto de vida, con su localidad, comuna, país o con el mundo. Propicia personas que tienen la capacidad de atender el pasado para proyectar presente y futuro, construyendo tejidos sociales que consideran la tolerancia, el respeto a la diversidad y otros tantos valores universales”, comenta Paéz.
Experiencias en educación
Tras la conmemoración de los cuarenta años del golpe el año pasado en nuestro país es necesario reflexionar sobre los hechos ocurridos durante la dictadura, así como también sobre las formas que adquiere la memoria y su necesidad en fechas significativas y las proyecciones al futuro. Para los profesionales de hoy es necesario contar con las herramientas para educar en valores democráticos, de respeto a los derechos humanos y a la diversidad pues constituyen instrumentos esenciales para la construcción de ciudadanía.
El diplomado forma teórica y aplicadamente a profesionales vinculados a la educación sobre los derechos humanos y la memoria, habilitándolos para hacer un aporte concreto a la generación de nuevas ciudadanías, comprometidas con los derechos humanos.
“La experiencia del diplomado ha sido bastante enriquecedora porque ha ampliado el espectro que uno tiene sobre el acontecimiento del golpe de estado y los derechos humanos en general. Abarcando cuestiones que quizás en la formación no se dan, el tema social, psicológico que finalmente configura a una sociedad que sigue polarizada”, dice Fernanda Coo Bustos, profesora de historia y asistente a la versión 2014 del programa.
Sobre los desafíos que como docente tienen en este campo, Fernanda es tajante: “Es necesario poder hablar de estos temas para atender al fin último de la educación: formar ciudadanos”.