Escuela de Postgrado: modernización, educación y calidad

Escuela de Postgrado: modernización, educación y calidad

La calidad debe ser uno de los conceptos más complejos para hablar sobre educación. Sin embargo, Daniel Muñoz considera necesario abordar el concepto para dar cuenta del trabajo que ha estado realizando la Escuela de Postgrado para desarrollar una mejor relación con académicos, estudiantes y nuevos postulantes.

Para el profesor Daniel Muñoz, el aseguramiento de la calidad de la formación del postgrado depende del desarrollo de una cultura de autoevaluación, la que necesariamente hace mirar hacia adentro y revisar constantemente los procesos y cada uno de los aspectos que inciden en la calidad de la formación de postgrado de la Facultad y con la relación del postgrado con la comunidad universitaria.

Poco a poco se ha digitalizado el contacto con los estudiantes con el uso de plataformas en línea que posibilitan acompañar y hacer un seguimiento de la vida universitaria desde la postulación hasta la finalización de los estudios. Hoy se puede postular y matricular en el postgrado de manera centralizada y en línea. También postular a becas de arancel. La Escuela de Postgrado además cuenta con una plataforma de consulta en línea, redes sociales y se ha visto beneficiada por la plena incorporación de las plataformas U-Cursos y U-Campus para inscripción de asignaturas, entrega de notas y gestión de comunidades, entre otras.

Este paso a lo digital trae consigo posibilidades que van más allá de solucionar aspectos cotidianos de la vida de los estudiantes y profesores de postgrado, sino que permitirán conocer de mejor manera a las y los estudiantes con el fin de seguir desarrollando el postgrado en el futuro.

Más que números e indicadores, estos datos impactan en los desafíos que se debe plantear una Escuela de Postgrado que imparte programas sobre humanidades, con la carga histórica y política que ello significa. “Por la misión de la Universidad de Chile, no deberíamos tener programas que no tuviesen el imperativo de incidir en las políticas públicas, el desarrollo social y en la riqueza material y espiritual de la nación y demostrar que esa misión se cumple”, explica Daniel Muñoz.

Con programas cada vez más interdisciplinarios y con un fuerte compromiso con la educación, sello del actual decanato, es necesario, como desafío a futuro, hacerse cargo del impacto que las y los graduados tienen en la sociedad, tanto en lo público como en la dirección de otras unidades académicas similares y proyectos vinculados con las humanidades.

El futuro está en ser cada vez más precisos respecto de la formación y su integridad con el fin de generar las “condiciones necesarias y apropiadas para un proceso formativo de excelencia”, señala el profesor Muñoz.

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