Nona Fernández participó en inauguración de año académico de Lengua y Literatura Hispánica

"Contemporaneizar los materiales, volverlos pop, mezclarlos con otras cosas. Tenerles respeto, pero no al que estamos acostumbrados"

Nona Fernández participó en inauguración de año académico de Hispánica

Con fuertes raíces en la ciudad de Santiago, Nona cuenta que se ha dedicado a escudriñar la historia de la ciudad, las huellas, las cicatrices, lo que la ciudad tiene para contar y decir, “tengo la convicción de que las ciudades nos determinan por completo”.  

Con esta premisa, Nona Fernández conversó sobre los aspectos de su trabajo y la escritura de las obras de teatro Taller (2012) y Liceo de niñas (2015) con un público conformado principalmente por estudiantes de primer año. El modo en que utiliza el tiempo fue uno de los principales tópicos. "Creo que hemos vivido con la idea de que el tiempo es unilateral y va hacia adelante. En términos sociopolíticos se nos ha querido instaurar ese discurso. A partir de cierto momento hay que mirar hacia adelante. Lo que importa es lo que viene".

La obra Liceo de niñas es un encuentro entre generaciones de secundarios movilizados, donde la autora trabaja a partir de su experiencia como adolescente durante la dictadura y como parte de los movimientos secundarios que en la década del 80 reconstituyeron la Federación de Estudiantes Secundarios FESES, una generación que con la llegada de la democracia bajó su efervescencia, pero que vio renacer la añoranza de cambios a partir del 2006 con el movimiento pingüino.

"Tengo la impresión de que el tiempo es como un gran palimpsesto hecho de muchas capas, que todas son completamente presentes y que en el presente, nosotros, si queremos, podemos ir escarbando. Esas capas, esos pasados y esos futuros son parte de un mismo tiempo que está transcurriendo en este minuto, aquí, ahora”.  

Es así como aparecen nuevas consignas, pero también reaparecen algunas de los ochenta. “Es como si el tiempo se hubiera encapsulado y se hubiera quedado metido en el subterráneo de algún lugar. De ese sentimiento nace la obra.  

La obra también trata el caso del asesinato de los hermanos Vergara Toledo el 29 de marzo de 1985 y cuenta la historia de Marco Ariel Antonioletti, primera víctima de la democracia. “Trato de recuperar esas historias porque cuando uno quiere contarlas se da cuenta de que no están archivadas en ningún lugar. Que no existe lugar para esas historias. Nunca había tomado conciencia de eso”. 

Como una especie de responsabilidad generacional, Nona advierte la necesidad de contar las historias que no aparecen en la historia oficial, de las que existe poco o nulo material de archivo, para traerlas al presente y vincularlas, por ejemplo, con el caso de Rodrigo Avilés, estudiante universitario víctima de la represión policial y compañero de los estudiantes de Nona en la Universidad Católica. 

“Nosotros no les hemos contado que tuvimos compañeros que a los quince años fueron asesinados, siendo estudiantes. No hemos hecho ese relato. Por qué no lo hemos hecho, no importa. Hay que hacerlo ahora. Tenemos la obligación de relatar a las nuevas generaciones”. 

Nona cuenta que entiende la escritura única y exclusivamente en la medida que está en un completo diálogo con lo que pasa, con el momento histórico, con lo que pasa fundamentalmente en Chile, siendo el trabajo con archivos parte fundamental y base para su imaginación.  

“Creo en los libros y creo que la literatura contiene todo los que nosotros queramos poner en la cantidad de páginas que queramos utilizar y esa libertad creativa es la que más me seduce y me gusta. La posibilidad de ir rompiendo los límites es más interesante, de abrirte a nuevos universos. Los correos, las crónicas, los diarios de vida, la conversación de la calle, el habla de la gente, todo eso puede caer en un texto literario y eso me parece maravilloso”. 

Habla de contemporaneizar los materiales, volverlos pop, mezclarlos con otras cosas. Tenerles respeto, pero no al que estamos acostumbrados. "Eso revitaliza", exclama. Nona insiste con la idea de apropiarse de la historia, de su pertenencia, de la necesidad de versiones y de la coexistencia de otras y distintas versiones. “Tenemos derecho y el deber de que la historia de nuestro país sea nuestra propia historia también y fantasear y jugar con ella. Volverla activa, viva”.   

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