Editorial boletín 31, abril 2011

Carta a Miguel

Editorial boletín 31, abril 2011

Durante estos días que han pasado sin tu presencia te hemos echado de menos. Algunos dicen que te han visto en la Facultad, cosa que no nos sorprende ya que le entregaste tu vida a esta Universidad.

Miguel, como no recordar los partidos de fútbol con tus compañeros y los estudiantes, y los buenos recuerdos cuando manejabas el bus de la Facultad, tanto para los paseos de los funcionarios como para las salidas a terreno con los alumnos. Lindos días, querido amigo.

Hoy, Miguel, debemos decir que se te extraña. Esperamos que a donde decidiste tomar rumbo te encuentres muy bien. Siempre estarás en nuestra Facultad y con nosotros. ¡Te queremos!

Un abrazo grande y hasta siempre querido compañero Miguel.

Uyuuuuuuuuiiiii!

PD: Tu amigo Pato Garrido te manda este mensaje que dejamos a continuación.

 

El amigo que nos dejó

Siempre en la vida es necesario tener un amigo, porque éste es quien nos ayuda a pasar los momentos difíciles y, en cierto modo, tú nos hiciste sentirnos felices cuando contábamos con tu presencia.

Yo tenía a ese amigo que me alegraba la vida, pero ahora no puedo decir lo mismo porque tomó su propio destino y nos ha dejado en forma sorpresiva, padeciendo hoy de su ayuda espontánea y desinteresada. Pero en fin, la vida nos enseñará a sobrevivir con su ausencia, pero siempre estarán presentes sus sonrisas, su buen humor, su zapateo de cuecas espontáneas, sus consejos y sus soluciones a cualquier requerimiento que se le hacía.

Te ruego, desde tu silencio, que ilumines a cada uno de nosotros, tus colegas de la Facultad, para que en algo podamos no sentir tu ausencia y hacer la vida más fácil y llevadera en nuestra fuente laboral.

Yo sé que nuestra querida Universidad no sólo engendra mujeres y hombres talentosos, si no que además engendra funcionario sencillos, lo que también nos dota de la riqueza de hacer Universidad para todos y en la mejor forma que existe.

En tu existir nos dejaste  ejemplo de cómo amaste y respetaste nuestra casa de estudios y que ha sido el sostén de nuestras vidas, por lo cual yo tengo la obligación y el legado de mantener los propósitos que no pudiste finalizar.

Afectuosamente al amigo Bigote,

Patricio Garrido.

 

 

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