La idea de convocar e implementar una Escuela Popular Constituyente (EPC) de la Universidad de Chile surgió de un acuerdo del Claustro Triestamental Autoconvocado de la Facultad de Filosofía y Humanidades, que se llevó a cabo hacia fines de 2019, al calor de las movilizaciones ciudadanas iniciadas en octubre, las que abrieron el camino del proceso constituyente en que nos encontramos.
El principal objetivo declarado fue “apoyar la democratización del proceso constituyente, a través del desarrollo de una instancia autoformativa, basada en un trabajo interestamental, interdisciplinario e intersectorial, que fortalezca la autonomía de las diversas organizaciones que componen la base esencial del mencionado proceso”.
Como explica Leonora Reyes, académica del Departamento de Estudios Pedagógicos y una de las principales impulsoras de esta iniciativa, se trataba de responder a “un deber ético de esta institución, ser una activa coadyuvante del proceso social constituyente en que nos encontramos involucrados como comunidad educativa en el marco de la movilización nacional”.
El primer ciclo de sesiones se realizó en enero y contó con una muy alta participación de dirigentes sociales, además de llevar la EPC a los territorios, instalando una relación de horizontalidad entre academia y comunidad, porque ,como explica Leonora Reyes, “queremos colaborar a que emerja de este proceso un sujeto crítico colectivo, que provoque la transformación social y favorezca instancias participativas de autoformación ciudadana”.
La irrupción de la pandemia de Covid-19 obligó a modificar el método de trabajo de la EPC, que adoptó las formas remotas de convocatoria, realizando tres conversatorios, también de muy alta concurrencia.
Desde la segunda etapa (modo pandemia) se materializó la participación activa de la Asociación de Funcionarios de Filosofía y Humanidades, (AFUCH). Rocío Núñez, presidenta de AFUCH, destaca la importancia de la participación de los diferentes estamentos: “Desde nuestra llegada al equipo, en la segunda fase de la escuela hemos podido desarrollar un trabajo colaborativo y horizontal bastante interesante y enriquecedor, pues no solo contamos con la mirada de diferentes actores de la universidad, sino que también trabajamos con el mundo social, tanto con juntas de vecines, como asambleas territoriales e igualmente otros sindicatos, lo cual permite una visión muy plural y diversa respecto tanto de la forma en cómo llevar a cabo la EPC, así como de los contenidos que tratamos”.
La presidenta de AFUCH destaca la importancia de la reflexión colectiva y avanza en cuáles son sus esperanzas y cautelas respecto del proceso constituyente: “las expectativas tienen que ver con la posibilidad de poder desmontar las bases del sistema neoliberal y poder asegurar en la nueva Constitución un Estado garante de derechos, un sistema político con mayor participación, y la defensa de la vida y del medio ambiente por sobre los intereses del mercado. Establecer la primacía del bien común y los derechos colectivos, por sobre el interés y la libertad individual de mercado. Por eso, la ciudadanía debe seguir empujando este proceso para dotarlo de legitimidad. El poder constituyente de un pueblo soberano no puede ser limitado de antemano por un sistema político en total impugnación”.
El trabajo de la Escuela Popular Constituyente se retoma el próximo jueves 3 de diciembre, con un nuevo conversatorio que abordará el tema de la represión policial tras el estallido social.
En esa oportunidad, y en un nuevo paso fundamental del crecimiento y significado, se incorpora formal y activamente el Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades, completando así el círculo virtuoso y necesario de la triestamentalidad efectiva, cumpliendo de esa manera a cabalidad con el sentido inicial de la idea que dio origen a la EPC.
Para los dirigentes del CEFH, participar en la Escuela Popular Constituyentes está en consonancia absoluta con sus objetivos, al estar también enfocada hacia el público territorial, “creemos firmemente que el deber de la Universidad no debe estar limitado a la producción de capital cultural, sino también a la distribución de éste. La EPC, constituye por excelencia la mejor forma de hacer esto último”, sostienen Martín Rendón y Tomás Barrera, integrantes de la directiva del CEFH.
Destacan, además, el valor de la triestamentalidad: “Nosotres queremos instituir la triestamentalidad y la participación vinculante, como base esencial de la democracia y la organización territorial. Por eso participamos en este proceso con la mayor disposición posible. Esperamos que sirva como base para prácticas comunitarias del futuro y motive e institucionalice la realización de actividades triestamentales, con compromiso territorial/participativo y vinculante”.
