En la ceremonia que dio la bienvenida a una nueva generación de estudiantes, el decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Prof. Raúl Villarroel Soto, destacó la reflexión en torno a las experiencias y luchas de quienes se han empeñado en la búsqueda de justicia y verdad. Asimismo, señaló el compromiso de la Universidad de Chile con los Derechos Humanos y el trabajo que se viene realizando en la programación de actividades en torno a la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile. “Una parte de esa conmemoración incluye nuestros esfuerzos por avanzar en la construcción e instalación en el Campus Juan Gómez Millas, en un trabajo conjunto con las demás unidades, de un nuevo monumento memorial para honrar a quienes, formando parte de nuestra comunidad, su vida les fuera arrebatada por agentes del Estado de Chile”.
Carla Peñaloza Palma, directora del Programa de Historia, Memoria y Derechos Humanos de la Universidad de Chile, partió por señalar el peso del tiempo y la significancia de estos cincuenta años recordando su recorrido académico, el cual comenzó en la Facultad de Filosofía y Humanidades como una búsqueda de respuestas y que se descubrió, al poco andar la transición, como un imperativo ético-político de luchar por la verdad y la justicia. “Hay que decir que el Estado de Chile está en deuda con las víctimas, con los familiares y con la sociedad completa. Todos hemos sido víctimas de la dictadura de una u otra manera. Falta justicia, falta verdad, falta memoria”. En este sentido, apuntó a que tarea no se termina con nuestra generación, sino que se traspasa a nuevas generaciones a través de la educación y de nuestros estudiantes.
Por su parte, la coordinadora general del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Magdalena Garretón, valoró la alianza con la Universidad de Chile y en específico con el diploma para llevar el mensaje de los Derechos Humanos a la ciudadanía a través de la formación fundamental y mayoritaria de profesoras y profesores. En este sentido destacó el retorno a las clases presenciales para abordar la educación en los valores democráticos, en los Derechos Humanos, la tolerancia y el respeto a la diversidad.
La Senadora de la República por la Región Metropolitana, Claudia Pascual Grau, partió por señalar que no se puede hacer una reflexión política racional sobre los 50 años del Golpe de Estado que no nos conmueva “porque lo primero que pasa cuando se rompe la democracia se quiebra la convivencia y lo que es peor en Chile se intentó aniquilar la cultura, el proyecto político social de la Unidad Popular y a las personas que creían en él. Por lo tanto es tremendamente difícil reflexionar sin emoción”.
“Conmemorar los 50 años es reflexionar sobre que no existen garantías de no repetición. Las deudas no son solo con la verdad plena, no son solo con la justicia total, sino con el aprendizaje y la convicción societal de que todos los problemas de la democracia se resuelven con más democracia y en democracia. Digo esto porque hoy vivimos nuevamente discursos negacionistas y que justifican el Golpe de Estado, los diecisiete años de la larga dictadura y las violaciones a los Derechos Humanos”.
Al finalizar, la senadora Pascual hizo hincapié en el principio de no regresión que como sociedad chilena debe exigirse al nuevo proceso constitucional. “Porque la memoria es reflexión racional, es emoción, es acción, es huella en lo personal y en lo colectivo”.
Diego Vásquez Paris, estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, nieto de Enrique Paris Roa, ex vicerrector de la Universidad y detenido desaparecido desde septiembre de 1973, y de la académica e historiadora María Eugenia Horvitz, realizó un emotivo vínculo entre la experiencia de su familia, el compromiso político, el exilio y la resistencia, con el propósito que anima el diploma. "Tengo la convicción de que todos los chilenos tienen un cierto grado de empatía, y que todos tienen el potencial de transformar esa empatía en responsabilidad".
El foro contó con la participación de Carlos Astudillo, egresado del diplomado 2022 y víctima de la represión en el contexto del estallido social de octubre de 2019; y del músico Tata Barahona.