El acto comenzó con el visionado de tres cortometrajes que se encargaron de contextualizar lo que ocurre en México. Desde la masacre y desaparición perpetrada el viernes 26 de septiembre en la zona de Guerrero y las consiguientes marchas y acciones efectuadas por la comunidad y los familiares hasta la explicación del proyecto educativo de la escuela normalista a la que pertenecen los 43 estudiantes. En la presentación se pudo observar la cotidianidad de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos y las condiciones de vida. Las plantaciones de flores y diversos cultivos y la granja de animales que mantenían para subsistir.
La jornada de información y reflexión dio cuenta de Ayotzinapa como un lugar donde aún se mantienen los ideales de la revolución mexicana. Una comunidad donde campesinos e indígenas se preparan para llevar educación a los sectores más marginados del país.
Luego del secuestro se encontraron una gran cantidad de fosas clandestinas que dan cuenta de la violencia sistemática que azota México y que devela una situación extremadamente grave: el pacto de impunidad que existe entre el narcotráfico y la clase política.
La situación de fosas clandestinas es tan común que aún cuando existen testimonios de sicarios y el gobierno ha exhibido inescrupulosamente por televisión restos calcinados, no existe certeza sobre si son ellos o no. En las manifestaciones todavía se escucha el “vivos los llevaron, vivos los queremos” como una muestra de incertidumbre, desconfianza y, sin embargo, esperanza.
Vivos los llevaron, vivos los queremos
La profesora Claudia Zapata del Departamento de Ciencias Históricas y Directora del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos ha seguido de cerca y estudiado el caso. Recientemente publicó una columna en El Mostrador y en la ocasión situó histórica y políticamente lo ocurrido en Ayotzinapa.
Esta historia no es ajena. Y el circo monstruoso que ha montado el gobierno mexicano tampoco. "Como una tragedia cíclica que se repite constantemente y donde, si la hay, la justicia llega tan tardíamente que termina siendo injusta", explica Claudia.
Una de las claves que permite poner en contexto el caso es la que tiene que ver con la trayectoria social y política de la escuela normal, la cual está asociada a la revolución mexicana.
En este sentido se comprende la oposición que se da en la zona a los carteles organizados de la droga y a los partidos políticos. También, la creciente indignación ante la desprotección histórica de la población civil y la inoperancia del gobierno de Peña Nieto. Para la profesora Claudia Zapata existe una amalgama indistinguible llamada "narcopolítica" la cual se ve reflejada en los pactos de impunidad, la represión a las luchas sociales y el hecho de que no se procesa ni se encarcela a nadie.
Para la profesora Claudia Zapata es "un gesto político todavía decir que vivos los queremos", gesto que debe continuar repitiéndose hasta obtener justicia.
El llamado es a seguir manifestándose y entregándole gestos de apoyo a la comunidad de Ayotzinapa.