Nieves Ayress es educadora, activista social y feminista. Fue detenida en dos ocasiones, la primera en 1973 y la segunda entre 1974 y 1976. Nieves hoy vive en Nueva York donde se dedica a dar apoyo a los marginados de la sociedad. En su visita a Chile aboga porque se esclarezcan y se penalicen los abusos sexuales que se cometieron en las detenciones, un aspecto de la tortura que permanece silenciado.
"Nieves torció la mano al sistema que pretendía silenciar la violencia sexual que se ejerció sistemáticamente junto a la violencia de clase. Con ella, se logra el testimonio reiterado de lo que constituye el superlativo de la violencia contra las mujeres: violación, invasión del cuerpo con fines destructivos, humillantes, dañinos, dolorosos para lograr la destrucción deshumanizan de la feminidad”, explica Pilar Errázuriz, Directora del Centro de Estudios de Género y Cultura en América Latina de la Universidad de Chile.
"Ha sido portavoz de tantas mujeres que no pudieron denunciar por múltiples razones, sobre todo quienes permanecieron en el país, y que a pesar de ciertos espacios que se abrieron a partir de 2003, sus testimonios se diluyeron en una generalización, en la cual, la violencia sexual se silenciaba”, agrega la profesora Errázuriz.
Nieves cuenta que su hija, Victoria, y su nieta son su victoria contra los militares que intentaron destruirla bajo la orden de aniquilar su sexualidad.
Gracias a las conversaciones y las denuncias de las compañeras se ha podido reconstituir poco a poco lo que sucedió. Traspasando las vendas y las capuchas, la solidaridad y la valentía para denunciar y recuperar la identidad. Una lucha que, por cierto, se realiza como feministas.