El libro ha sido presentado en distintas universidades de América Latina como el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM; la Universidad Nacional de Comahue, Argentina; la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; y la Universidad de Chile. Fue coordinado por Teresa Flórez Petour, Tamara Rozas Assael, José Miguel Olave Astorga y Felipe J. Hevia.
Los capítulos están a cargo de Jo-Anne Baird, Kristine Görgen y Susan James (Universidad de Oxford); María Teresa Flórez, Tamara Rozas y Jacqueline Gysling (Universidad de Chile); Felipe J. Hevia (CIESAS-Golfo); Silvia Marcela Martínez (Universidad Nacional de Comahue); Astrid Tolo (Universidad de Bergen); Samana Vergara-Lope (Universidad Veracruzana) y José Miguel Olave (Pontificia Universidad Católica de Valparaíso).
La publicación aborda la necesidad de explorar alternativas en evaluación, en función de un replanteamiento de su rol en la sociedad, pasando desde una lógica competitiva, individualista, excluyente, normalizadora, a propuestas que den mayor relevancia al uso de la evaluación para la mejora del aprendizaje en un sentido profundo y significativo, con consideración de la diversidad y desde una lógica más democrática, participativa y solidaria, en función de un foco en los proyectos de vida y el bienestar colectivo y de cada sujeto.
En este sentido, señala Teresa Flórez, “nos motivaba también retomar la relación de la evaluación con las grandes discusiones político-filosóficas en torno a la educación y su función en la sociedad, superando la visión de la evaluación como un dispositivo técnico, neutral y portador de verdad, ilusión que ya ha sido criticada también por autores/as de la sociología de la educación y los estudios críticos de política educacional”.
Con este énfasis, el grupo abordó el concepto de justicia social, con sus dimensiones de (re)distribución, reconocimiento de la diversidad y participación, para conectarlos con lo que la literatura del campo de la evaluación ha señalado al respecto; además de levantar evidencias acerca de experiencias de injusticia en evaluación; y de explorar experiencias a nivel nacional e internacional que entregaran alternativas a las prácticas y políticas actualmente predominantes en evaluación.
En 2017 la investigación fue financiada por el proyecto CONICYT REDES 170112, lo que permitió conectar con centros SLATE, de Noruega, y CIESAS, de México, además de construir espacios y conexiones con investigadores de Reino Unido, específicamente de la Universidad de Oxford, y también de la Red Latinoamericana de Investigación en Evaluación (RELIEVA), lo que propició el vínculo con Argentina y su capítulo correspondiente. En este sentido, Teresa Flórez destaca que esto permitió que se lograra “contar con un abanico de casos, con sistemas educacionales de características muy diversas, lo que nos permitió problematizar la relación entre evaluación y justicia social desde un espectro amplio de problemáticas, contextos y posibles horizontes, dando una base empírica para avanzar nuestras reflexiones en torno a la relación entre evaluación y justicia social”.
Pedagogía, evaluación y justicia social
En la presentación realizada en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile participaron Juan Pablo Valenzuela (CIAE, Universidad de Chile), Alejandra Falabella (Facultad de Educación, Universidad Alberto Hurtado), Paulina Contreras (FACSO, Universidad de Chile) y Mario Aguilar (Colegio de Profesoras y Profesores de Chile).
Juan Pablo Valenzuela destacó la posibilidad que brinda el libro de mirar la realidad comparada a nivel internacional y el futuro para el país. En este sentido señaló que los mecanismos y las estrategias de evaluación se deben encontrar en las comunidades escolares: “pensar en una evaluación para la mejora continua, para el aprendizaje de distintas competencias, de distintas habilidades, como la resiliencia, el sentido de la autoeficacia, el trabajo colaborativo en la resolución de problemas, los componentes del liderazgo, todas ellas esenciales para el tiempo que viene”. Existen elementos de alta innovación, como la red sin notas, que están disponibles para ser parte de las comunidades educativas, en los establecimientos escolares, subrayó.
Por su parte, Alejandra Falabella, partió por indicar lo importante que es seguir pensando y discutiendo sobre la evaluación. “El libro muestra estas distintas formas de dibujar las evaluaciones y la mirada internacional nos abre los imaginarios y nos muestra distintos modos de evaluar”. A ello agrega y destaca que “el corazón, la contribución pedagógica está en el aula y es ahí donde nos debemos jugar”.
El libro anuda dos temas que son fundamentales, que son la justicia y la evaluación, indicó Paulina Contreras. “Hoy día es necesario avanzar en desmontar un sistema de evaluación punitivo que no deja suficiente espacio para el desarrollo de una evaluación que avance hacia la justicia social. Esto tiene que ser lento y progresivo, acompañado del desarrollo de un sistema de apoyo técnico y de gestión que abra espacio a las propuestas que nos deja este libro, o sea, desarrollar evaluaciones formativas, contextualizadas, con participación de las comunidades escolares, sobre todo de los estudiantes, y que fomente la equidad en la distribución de recursos”.
Mario Aguilar partió por destacar la publicación de este libro en un país como Chile, el cual se caracteriza por la privatización y la estandarización al extremo por décadas. En este sentido, celebró cómo se muestran 40 años de política educativa en Chile: “la lógica esencial del modelo neoliberal aplicado a la educación es la organización del mercado educativo y en eso está todo el sistema, el aseguramiento de la calidad, la acreditación de las instituciones de educación superior y una serie de artefactos que el sistema ha montado en Chile de una manera muy fuertemente enraizada”.
Al finalizar, José Miguel Olave, dejó una pregunta abierta para el público e investigadores y que recorre la publicación del libro: “Si la evaluación es el corazón de la pedagogías, cómo puede ser más justa”.